‘La tecnología no toca a todas las puertas, el cartero sí’
14 noviembre 2022
Hoy el cartero gana mil 500 a
la quincena, un trabajador del servicio de mensajería privado como Estafeta,
gana el doble a la semana, no a la quincena, pero todo esto como dicen los
dichos ‘no hay mal que por bien no venga’, el detalle que el cartero y su sindicato
fueron muy callados durante tres décadas.
Fue en el salinismo, cuando se
comenzó a desmantelar al Servicio Postal Mexicano, con la apertura a mediados
de 1988 del libre mercado o Neoliberalismo, o mejor bien dicho, las estrategias
de privatización de la empresa pública.
Fue en ese periodo
presidencial cuando se decidió abandonar a Sepomex, para dar apertura a los
servicios de paquetería Estafeta y otros más, que no tenía nada de mal, porque
sería un reto sano competir entre ambos.
Pero la estrategia de ese
entonces ya estaba planeada para desmantelar a Sepomex, sin necesidad de
privatizarlo y solo dejarlo como hasta hoy lo conocemos, que solo, casi
trabajan para la entrega de los recibos telefónicos de Telmex, ya no son
protagonistas de la paquetería.
El objetivo fue que ellos
solos se autodestruyeran, desprestigiaran, sin coordinación, ni responsabilidad,
que la SCT que en eses entonces era su jerarquía, no se metiera en nada, pasara
lo que pasara, dejarlos hasta que reventaran en problemas, y así pasó.
En menos de 10 años, a partir
de a mediados del 88, el Servicio Postal Mexicano, comenzó su decadencia, donde
surgieron cientos de quejas del servicio de correo, al grado de contar con un
gran respeto del ciudadano por los carteros, después ya los miraban con prudencia.
Las cartas o recibos en
algunos casos de quejas de ciudadanos eran abiertos, así también con la
paquetería, ante un sindicato de carteros que nunca protestó por nada, se
morían metafóricamente de nada.
Y la estrategia resultó, las
empresas de paquetería privadas comenzaron a ganar terreno en todo lo largo y
ancho del país, fue cuando Estafeta se consolidó y se benefició del
desmantelamiento planeado de Sepomex. Y ya casi nadie tenía mucha confianza en
el Servicio Postal mexicano, una desconfianza que fue planeada y lanzada por la
apertura de la privatización.
A hoy solo quedan vestigios de
ese buen Servicio Postal Mexicano, que debe de restaurarse, de dársele ese
lugar que algún día ocupó en la ciudadanía de México.
Empezando, con un buen
director o directora General, que conozca el medio y tenga el apoyo
presupuestal, y la Cámara de Diputados federal y el Senado jugarán un papel muy
importante para que Sepomex, vuelva a tener un lugar digno en la comunicación.
Yo Soy
federicosol@yahoo.com.mx