22 noviembre 2021
Por: Federico Nogueda Berdeja
Opinión
El
lenguaje inclusivo para algunos que lo han analizado o no están de acuerdo quita
tiempo, y te hace cometer errores porque no es una regla, ni un método a
seguir, es simplemente una nueva moda en las relaciones políticas sociales,
para no excluir a los dos sexos que conocemos y a las nuevas preferencias
dentro de la ideología de género.
Estos
que pueden decidir si hoy quieren ser masculinos o mañana femenino, o la
integración de lo que ellos llaman una nueva familia, con dos seres humanos del
mismo sexo o preferencia.
Se
observa que el lenguaje inclusivo es más bien parte de ese proyecto de ver al
ser humano, es un nuevo lenguaje social como parte de ese nuevo paradigma que
han inventado, porque no es propia una naturaleza y lo expreso con todo
respeto.
El
escritor peruano-español Vargas Llosa, que no es a alguien que en lo particular
admiré ni coincida con su modo de apreciar a las democracias y civilizaciones, aunque
coincido ahora con algunas apreciaciones, dijo sobre este caso en lo particular
de los dos sexos, todas o todos, o sobre el sustantivo todes:
‘Estoy departe del feminismo, pero no del “feminismo mal
entendido que pretende desnaturalizar al español, eso no lo puedo autorizar’.
Para
los que defienden el lenguaje inclusivo, insisten que el actual lenguaje que
usamos es excluyente, no tanto para los dos sexos, sino también para las nuevas
preferencias dentro de la ideología de género, esos reitero que un día pueden ser
mujer al otro día hombres, o más preferencias.
Para
Vargas Llosa el lenguaje que hoy utilizamos dice que es natural esa exclusión,
la palabra todes como que no va con esa fineza del castellano tan rico y
sublime, todes se interpreta para Vargas Llosa, pareciera como un sonido
ruidoso.
El
debate sobre el camino del lenguaje incluyente contra el lenguaje excluyente a
lo que se considera es normal, que para algunas feministas pareciera como
patriarcal, es grande y largo. ¿Quién irá a ganar o imponerse a lo largo de
estos años?
El
avance del leguaje inclusivo contra de lo que llaman excluyente va a depender
en la medida que se vaya demostrando que el lenguaje incluyente si justifica
practicarlo, demostrar si hay un patriarcado o un machismo milenario en el
lenguaje castellano.
Ya
que la palabra ‘todes’ suena como burocrático, por mientras encontramos otro,
de tramite, pero para los que no soportan el lenguaje inclusivo dicen que la
palabra ‘todes’ suena como un graznido, quizás es exagerado, aunque ellos
argumentan que ofende esa palabra.
Sólo
los años nos van a poner en el lugar, si esta nueva revolución en el lenguaje
se expresa con más respeto o es una moda dentro de esa equidad de género en la
igualdad de oportunidades del hombre y la mujer, que si se la merece esa
participación en todos los aspectos de la vida social y política por igual la
mujer.
Mientras
tanto la palabra ‘todes’ seguirá en debate su aplicación, que para la inclusión
es justa, equitativa, aunque para otros mutila el bello idioma castellano,
porque al decir todos ya incluye a los dos sexos.
No
así decir también, género, porque, de
acuerdo a los excluyentes, el género solo se aplica en la vida animal y
vegetal, en el ser humano se llama sexo, habrá que seguir esperando el debate
de estas dos batallas, del lenguaje inclusivo y exclusivo.
Yo Soy
federicosol@yahoo.com.mx