09 marzo 2020
Opinión
Federico Nogueda Berdeja
Los dos movimientos sociales del ocho y del nueve de marzo, ya es
considerado a nivel nacional como la Revolución de Género, mujeres que ya están
en el hartazgo de la violencia, unas salieron a las calles, otras un día sin
mujeres.
Algunos la llamaron también la Resurrección, de aquellas mujeres
asesinadas y hoy la posteridad les está reivindicando ese martirio en el que
cayeron y fueron víctimas de numerosos actos descomunales contra su
humanidad.
Casa diez años las sociedades sufren reacomodos, o cambios en el
comportamiento en masas, esta lucha de las féminas llegó a una cúspide, trátese
de lo que se quiera tratar, si son movimientos dirigidos o no.
Pero lo cierto es, que hay un clamor social, en el cual ya no se puede
ocultar el descontento de este sector, no solamente hacia las cúpulas del
poder, sino, más allá, en este movimiento se está yendo contra esa cultura
machista, arraigada en le célula básica de la sociedad, la familia.
Las mujeres también van en contra, de eso ya muy común, donde se les hace
las peores bajezas, golpes, violaciones, agresiones y muertes, como una
práctica cultural, muy normal.
No hay nada en la vida que duela ver, como golpean a una mujer por un
hombre, la bajeza o degradación del hombre como homo sapiens erectus, pareciera
que el hombre en el fondo odia a la mujer, por el simple hecho de serlo.
Sigmund Freud, en sus estudios que realizaba en el comportamiento tanto
a la mujer como al hombre, concluía que había patrones de conducta del hombre,
como una rivalidad que tenía en el inconsciente hacia la mujer.
Es decir, había un odio de los siglos por los siglos, por ello durante
toda la historia el hombre, siempre trató todo el tiempo de hacer menos a la
mujer, y no es nada extraño, la violencia que se da en pareja especialmente.
Freud, no llega a aclarar, si ese odio se deba a algo en particular del
inconsciente, pero deja entrever que tiene que ver con lo sexual, o el fin
que juega la mujer en la vida y el hombre no lo puede hacer.
Independientemente, de lo que pudiera ser el frente de violencia que
enfrentan las mujeres en la sociedad, todos debemos de aportar para ir
disminuyendo, la ola de violencia hacia las mujeres.
Desde la familia, la escuela, el trabajo, medidas coordinadas, desde una
buena administración de la justicia, con una cero tolerancia real, sin
simulación, y la educación de la mujer, con programas donde a la mujer se le
advierta de la importancia de contar con relaciones de parejas sanas, no así
enfermizas.
Y al hombre por
supuesto, desde la primaria, enseñarle que la mujer es un igual al hombre, no
es competencia, ni objeto de nada, donde los dos juegan un rol social, para
mejorar las circunstancias de la vida.
federicosol@yahoo.com.mx