Por Salomón García Gálvez
25 marzo 2019
Trazos noticias
Opinión
COMUNITARIOS: RESPETO A LA
CAPITAL
Como un desafío al Estado
Mexicano, fue tomada la advertencia de un grupo que maneja policías comunitarias,
que amagó con tomar la capital de Guerrero, con la irrupción de “miles de
hombres y mujeres armados”, cuyo plazo venció el pasado domingo 24. Es la
fecha, y el contingente armado no arribó a la capital. ¿Qué pasó?
Se trata del auto llamado Frente
Unido de Policías Comunitarios del Estado de Guerrero (Fupceg), que hace poco
más de un mes en conferencia de prensa y redes sociales amenazó con “tomar
Chilpancingo”, y que “no se dejarían desarmar”. La advertencia encendió focos
rojos de los tres niveles de gobierno.
El Fupcep, tiene su base en
Heliodoro Castillo –Tlacotepec-, y lo integran contingentes de comunitarios
armados; el Fupcep es rival encarnizado de otro grupo focalizado en Leonardo
Bravo –Chichihualco-.
El Fupcep, exige que el
gobierno estatal y hasta el federal atrapen a un jefe criminal; de otra manera
-amenazan- irrumpirán y tomarán la capital.
O sea, pretenden que el
gobierno quede en medio del conflicto, se involucre y resuelva diferendos;
incluso, hay desplazados en la CDMX, derivado de ese problema, a quienes se
atienden.
Si el gobierno estatal y el
federal fuesen de corte militar, entonces sí: Actuarían de inmediato, enviando
a la fuerza pública armada, echando bala, con resultados sangrientos, funestos,
y habría heridos, muertos, perseguidos, encarcelados y mucho luto, dolor,
huérfanos, viudas; el escándalo sería internacional.
NO es así: Tanto el gobierno
estatal que encabeza el mandatario Héctor Astudillo Flores, como el federal que
dirige Andrés Manuel López Obrador, son de corte civil; optan por el diálogo,
por el acuerdo consensado; por llegar a un arreglo que beneficie a las partes,
por muy negativas que éstas sean, pues los grupos hasta se acusan de criminales
y narcos.
De manera inteligente actúa el
gobernador Astudillo Flores y su Secretario General, Florencio Salazar Adame:
NO se meten en medio del conflicto entre los grupos de Tlacotepec y
Chichihualco. El de Tlacotepec, amenazó con “tomar Chilpancingo”, cuyo plazo
“venció” el pasado domingo 24.
El presidente AMLO no encabeza
-hasta ahora- un gobierno militar o de corte fascista, que caiga a la primera
provocación de cualquier grupo armado, por muy chingón que se sienta. Sin
embargo, grupos de autodefensa y sus policías comunitarios ya rechazaron a la
Guardia Nacional… A ver qué pasa más adelante.
AMLO, prefiere que primero sea
el gobierno estatal el que resuelva cualquier conflicto en Guerrero; eso se
llama respeto a la autonomía de los estados.
Y si el problema se agudiza,
entonces el gobernador Astudillo Flores pide el apoyo de la Federación, para
proceder a lo que convenga, anteponiendo la paz y la concordia. El gobierno de
Astudillo, tampoco es una dictadura bananera.
Ya lo advirtió AMLO: Nada por
la fuerza. El presidente AMLO, el pasado sábado recibió su primer abucheo
cuando inauguró el estadio de Beisbol Los Diablos Rojos del México… ¡Para que
vea lo que se siente!
Emiliano Zapata Salazar, para
algunos un caudillo, para otros un bandido, fue el único quien ha intentado
tomar Chilpancingo, después de terminada la Revolución Mexicana, al frente de
un contingente de alzados, hace más de un siglo.
Los hombres y mujeres de la
capital guerrerense se organizaron fuertemente armados, colocaron trincheras a
la entrada de Chilpancingo (Tierras Prietas), apoyados por mucha gente de
municipios aledaños, “para darle el recibimiento que se merecía Zapata”.
¿Y qué ocurrió?... ¡Zapata NO
tomó la capital de Guerrero!... ¡Se rajó!
El Caudillo del Sur, regresó
con sus hombres a su natal estado de Morelos, donde después sería asesinado
cuando este país lo gobernaba Venustiano
Carranza.
Los habitantes de la capital
de Guerrero, esperan que ningún grupo armado tome por la fuerza la capital.
Cualquier grupo armado debe pensarlo detenidamente. ¡Sería un suicidio!, pero
además, una falta de respeto.
SNTE… ¡DESAPARECIÓ EN
GUERRERO!
Todo es cuestión de tiempo,
pero la suerte del SNTE está echada: Será desmantelado totalmente, y todas sus
secciones desaparecidas, incluida la de Guerrero que encabeza el inútil y bueno
para nada, Javier Sanmartín Jaramillo, quien recientemente tuvo la ocurrencia
de encabezar burdas movilizaciones callejeras, para ver que provecho sacaba.
En Guerrero, más de 75 mil
maestros y trabajadores de la educación, no cuentan con un verdadero sindicato
que los defienda; que verdaderamente vele por sus intereses. La única
organización que realiza movilizaciones es la corrupta y radical Ceteg; los
charros institucionales están debajo de la lona.
Sanmartín Jaramillo, títere de
Emiliano Díaz Román (saqueó la Subsecretaría de Educación Básica) sueña con ser
candidato a la alcaldía de Iguala, cuya plaza ya tiene dueños: Morena y el
figueroismo.
Emiliano, es una mala
caricatura, pero es quien manda en el cascarón llamada Sección 14 del SNTE, que
fue vandalizado por la mafiosa CNTE… Punto.