Héctor Manuel Popoca
Boone
29 septiembre 2018
Trazos noticias
Opinión
Pudiendo ser un gran emporio agropecuario la región de
Tierra Caliente de Guerrero es actualmente un preclaro ejemplo del abandono de
campo mexicano. Producto de la nefasta política económica que los gobiernos
federales emanados del PRI y el PAN implantaron en México desde hace más de
treinta años
Fue reafirmada tal aseveración en el foro organizado por
el Movimiento Campesino Plan de Ayala. Siglo XXI en Ciudad Altamirano donde se
expusieron propuestas de desarrollo rural para la región. El evento estuvo bajo
la coordinación del ingeniero agrónomo, Rosalío Damián Navarrete.
Los productores y profesionistas rurales del municipio de
Cutzamala presentaron, a través del Ing. Sánchez Mireles, una ponencia que
refuerza mi apreciación inicial; a saber, un agudo deterioro en que se
encuentra la grande infraestructura hidroagrícola y pecuaria del que debiera de
ser por antonomasia el principal granero alimenticio de la zona sur de México.
Manifestaron que más de quince mil hectáreas de riego y
otras extensiones de tierras de temporal no tienen ningún uso productivo en la
actualidad. A pesar de los miles de millones de pesos que el General Lázaro
Cárdenas logró que el gobierno federal invirtiera para la construcción de
varias presas hidroagrícolas y sistemas de riego, cuando era Vocal Ejecutivo de
la Comisión del Rio Balsas. Hoy se encuentran convertidos en sistemas de
“riesgo”, por la inseguridad pública imperante.
Si el nuevo gobierno federal del cambio verdadero
pretende la autosuficiencia alimentaria nacional, (al producir a mediano plazo
los granos básicos para más de 125 millones de mexicanos y dejar de importar
alrededor de 10 millones de toneladas anuales de maíz de las que somos
deficitarios) entonces, la región de Tierra Caliente debe de ser una zona de
atención estratégica nacional para tal fin.
Dijeron que, a consecuencia de la pérdida de rentabilidad
del campo calentano, existe fuerte migración de la fuerza productiva laboral de
la región hacia las grandes ciudades o a los campos de EUA y Canadá, en el
mejor de los casos. “Más del 50 por ciento de los agricultores y ganaderos han
abandonado dichas actividades; provocando que la producción agrícola (maíz,
sorgo, ajonjolí, etc.) y ganadera (bovinos, ovinos, porcinos, aves, etc.) haya
disminuido en más del 40 por ciento durante este último sexenio.”
Hicieron énfasis que el declive del campo mexicano se
debió a la apertura indiscriminada y libre importación de granos de otros
países, así como al retiro abrupto de subsidios a la producción y
comercialización agropecuaria que el gobierno federal adoptó como política
pública transexenal; lo que distorsionó hacia la baja los precios de los granos
en el mercado en virtud que los alimentos importados sí recibían fuertes
subsidios en sus países de origen; originándose una competencia económica
desleal y desventajosa para nuestra actividad económica primaria.
Aciertan mis amigos calentanos cuando dicen: “Los programas
del campo del régimen gubernamental que está a punto de concluir, se
caracterizan por ser excluyentes del sector campesino y productores a pequeña y
mediana escala y los proyectos productivos, en un gran porcentaje, son
simulación e incubadoras de actos de corrupción. Los profesionistas-asesores de
los productores laboran bajo condiciones de salarios precarios, inseguridad en
el empleo, sin las mínimas prestaciones que por ley les corresponden, lo que
conlleva a cometer actos deshonestos en estas áreas de trabajo.”
Finalmente coincidí con los productores rurales de Tierra
Caliente sobre la necesidad retomar proyectos de gran aliento para incrementar
significativamente la producción de granos básicos y no solo seguir con los
programas para la distribución de “chácharas productivas”, dentro de los
cánones imperantes en mochelandia.
PD1. Bonitos ejemplos dan los
legisladores locales al ser los primeros en violar las normas establecidas. ¡
Uf !
PD2. Una vez más ha quedado
constatado que la corrupción es prohijada y practicada, ejemplarmente, desde
los más altos niveles de gobierno.